las caras pintadas de la muerte En 1986 Chile seguía siendo gobernada por Pinochet y Ariel Dorfman regresaba al país luego de un largo exilio. Una pregunta lo obsesionaba desde 1973: “¿cómo construir una relación con los militares que detentan el poder, en el que no fuéramos nosotros los receptores de sus balas, sino ellos los receptores de nuestras palabras?”. En 2020 el pueblo chileno sigue formulando la misma pregunta. Pero ahora no tiene miedo.